La información que aquí se refleja proviene del informe de la American Dietetic Association,
del que ya hemos hablado en anteriores artículos, y que está basado, a
su vez, en múltiples estudios. Los beneficios que se puedan obtener van a
depender mucho de la calidad de nuestra dieta: un alto consumo en
frutas y verduras es mucho mejor, desde el punto de vista nutricional,
que el consumo de productos fritos o productos elaborados a base de
gluten y soja. Igualmente otros factores, como el consumo de harinas no
refinadas, tienen gran influencia.
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Menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
En la alimentación vegetal, el riesgo de exceso de colesterol es casi nulo. Los alimentos vegetales no tienen colesterol y, además, suelen ser pobres en grasas saturadas. Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España en los hombres y la segunda en mujeres. -
Menor tasa de hipertensión.
Ligada a un menor consumo de sal (muy presente en embutidos y alimentos preparados), mayor consumo de minerales como el potasio, etc. -
Menor tasa de diabetes.
Debido a una mayor ingesta de carbohidratos complejos en lugar de simples: cereales, frutos secos, legumbres. -
Menor obesidad.
Los alimentos vegetales suelen tener más fibra (tiene efecto saciante), ser más bajos en calorías -frutas y verduras-, etc. -
Menor tasa de cáncer (especialmente colón, próstata, pulmón, etc).
Por la presencia de numerosos antioxidantes en frutas y verduras, más fibra, menor peso corporal, sin consumo de proteínas animales -que incluyen elementos del metabolismo animal como toxinas, etc-. -
Menor incidencia de osteoporosis.
Las proteínas animales, por su acidez, producen una alta pérdida ósea. Minerales en frutas y verduras ayudan en el metabolismo óseo.
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